sábado, 3 de junio de 2017

Diversas concepciones sobre los orcos

Según la visión del mundo de D&D 3.5 (cuarto tomo del bestiario) los orcos son una raza caótica que roza lo maligno. De una organización patriarcal y con una concepción de vida basada exclusivamente en los intereses y necesidades individuales, esta especie no es muy afecta a las alianzas o a una existencia pacífica basada en la industria y el comercio.

La vida del orco común es muy dura desde el nacimiento. Las crías son paridas 3 meses antes que el ser humano promedio y son destetadas en el menor tiempo posible, para  así evitar, que la madre se debilite de aquél ser que se alimenta de su leche.

Desde la edad más temprana son sometidos a duras exigencias que se cobran la vida de los más endebles. Estas pérdidas no son lloradas, ya que un miembro de la tribu débil es una carga para ésta.
A la edad de 13 años ya portan sus primeras hachas de guerra y parten al saqueo, y a los 37 son considerados ancianos.

La organización de esta raza es patriarcal y tribal; gobierna quien es sostenido por su propia fuerza, siendo desplazado solo por aquél que lo supere en fiereza en el combate.

La hembra está relegada a un plano secundario, sus funciones radican en la percepción de alimentos y la reproducción. No obstante ello, algunas logran  reconocimiento por sus artes mágicas de  curación o por haber dado a luz a un poderoso jefe de guerra que la venera casi como a una deidad.

Constituyen una especie dañina y salvaje, su actitud tan hostil se debe en gran medida a la religión. Según sus creencias, una tribu “perezosa” que abandona las costumbres de la guerra y el saqueo es castigada por el Dios Gruumsh. El odio hacia las otras razas se remonta a tiempos muy antiguos,cuando esta divinidad, fue engañada por los dioses que veneran enanos y elfos.

Como mencioné anteriormente, los débiles no tienen lugar dentro de la comunidad orca, pero como todo, hay una excepción. De vez en cuando nace un orco con características particulares. Un ser débil de piel blanquecina y ojos rosados, una criatura que cuando estaba en gestación fue tocada por la garra de Yurtus, el dios de la pestilencia.

Esta clase de orcos es respetada y al mismo tiempo temida. Gozan de comida y lujos en abundancia, pero no conviven con el resto de la población, por lo que son relegados a zonas apartadas del común de la comunidad. El motivo de estos sentimientos se debe a que son emisarios del dios de la pestilencia, el cual traerá la perdición para aquellos clanes que se aparten del  camino de Gruumsh. Cumplen labores relacionadas al tratamiento de enfermos y heridos como así también se encargan de preparar los cuerpos de los muertos.

En sus comunidades a veces habitan semiorcos. Aquellos que poseen rasgos mas finos y facciones que se aproximan a su lado humano son empleados con frecuencia como informantes. Estos suelen introducirse en ciudades luciendo como mendigos o mercenarios. Una vez dentro trazan mapas, ubican puntos débiles en las fortificaciones y descubren accesos ocultos.

En el combate, además del “soldado raso” resaltan los aulladores y los berserkers.
Los aulladores de guerra generalmente se posicionan en la primera fila de batalla. Sus  cuerpos están cubiertos de tatuajes, su agilidad y capacidad de embestida es formidable. Además de ser fieros guerreros son el pilar de la guerra psicológica. Sus gritos buscan atemorizar a los contrincantes y llenar de valor y sed de sangre a los aliados.

Un berserker orco es un bruto que demostró su valía, tanto en guerras como en duelos contra sus rivales en la tribu. No suelen ser líderes de clanes, sino más bien, tienen seguidores que admiran sus proezas de fuerza. Suelen ser individuos brutos y de poco genio, por lo que los más inteligentes sacan provecho de su gran fuerza y escaso  cerebro.

Esta condición de seres “brutos”, “salvajes” y poco civilizados se repite en Pathfinder. Se los contempla como seres irascibles que no tienen la paciencia suficiente como para dedicarse a la agricultura, por lo que una de las pocas tareas pacíficas que realizan es el pastoreo de criaturas grandes y rústicas.

En cuanto a la reproducción, se deja bien en claro que la mayoría de los nacimientos de semiorcos es consecuencia de violaciones –nadie en su sano juicio quisiera seducir o dejarse seducir por un orco, salvo los bardos, ellos no hacen asco a nadie ni nada-.

En la obra del maestro Tolkien los orcos son concebidos como una raza maligna de la Tierra Media.
Fueron creados por Melkor en Utumno durante la primera edad. A diferencia de otras razas, los orcos no son una especie autónoma. Aquél maligno Valar se valió de los elfos que fueron capturados cerca de Cuiviénen, y luego de torturarlos y degenerarlos los transformó, dando así origen a la inmunda raza de los orcos.

 Estos son los servidores más numerosos en la Tierra Media del señor oscuro. Fueron vistos por primera vez  a finales de la tercera edad del encadenamiento, y aparecieron en gran número durante la primera batalla de las Guerras de Beleriand.

Luego de la destrucción de Morgoth, las tribus de orcos sobrevivieron principalmente en las Montañas Nubladas. Allí, durante la tercera edad se multiplicaron y llevaron sangre y guerra a los diversos pueblos de la Tierra Media.

A diferencia de las concepciones de D&D y Pathfinder, Tolkien les dio una impronta no tan inútil en lo que hace a las labores manuales.  Se distinguen en las excavaciones de túneles y en la herrería, a la cual la orientan exclusivamente al arte de la guerra.

Un aspecto no tan difundido es el desarrollo medicinas, que aunque burdas, son muy efectivas.

En tiempo de guerra las diversas tribus se organizan para el combate, aun cuando en tiempo de paz pelean entre si y llevaran a cabo prácticas caníbales.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Herbolario: Aloe

Para mayor comodidad del lector, y a los fines de una adecuada organización, en el menú  ubicado al final del blog, se apreciará la secció...